Encuentro apasionada entre la música y la canción de las dos orillas del Atlántico protagonizada por el gran pianista gaditano Chano Domínguez y la cantante cordobesa Mariola Membrives.
Una, la del referente universal del flamenco jazz, y la otra, una voz única que se apropia del tango, el bolero, el jazz y la copla.
.Por octavo año consecutivo hemos elaborado una lista con los discos imprescindibles del año que se termina. Y como cada año estamos convencidos de haber cometido errores e injusticias. Esta es sencillamente nuestra lista —podría ser otra— pero está elaborada con la total seguridad que si bien no están todos los que son, sí son todos los que están.
Entendemos nuestra lista como una buena herramienta para los amantes de la canción de autor que gustan de conocer nuevas propuestas.
Martirio (María Isabel Quiñones, Huelva, 1954), acompañada por Chano Domínguez (Cádiz, 1960) al piano, rinde homenaje al cantante, compositor y pianista cubano Bola de Nieve, un personaje "fascinante".
"Con una manera de expresar los sentimientos, de decir desde el alma, que te llega directamente, te transforma y te menea, te revoluciona", destaca, para luego explicar que de su "gran repertorio" han escogido las canciones que podían llevar al "lenguaje jazzístico flamenco de Chano al piano" y que ella podía "suscribir al cantar".
Martirio y Chano Domínguez ofrecerán a los madrileños la posibilidad de disfrutar en vivo de nuevo de los dos discos que grabaron juntos, Coplas de madrugá (1996) y Acoplados (2004), que se reeditan la próxima semana en un único volumen para conmemorar los 15 años de su primer encuentro.
Para celebrar ambos trabajos, Martirio y Domínguez volverán a unirse sobre el escenario dentro del Festival Ellas Crean, con un concierto en la sala Galileo Galilei el próximo viernes 8 de marzo, junto a otros dos músicos: Horacio Fumero en el contrabajo y David Xirgu a la batería.
El cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, autor de A cántaros, murió a los 78 años en Madrid tras una larga enfermedad; su obra unió canción, poesía y compromiso político durante más de medio siglo.
En un Palau Sant Jordi abarrotado, Joaquín Sabina se despidió de Barcelona con un concierto que fue al mismo tiempo un inventario de vida y un abrazo multitudinario a través de veintidós canciones que, tras más de medio siglo de carrera, ya no le pertenecen solo a él.
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