El trovador cubano Carlos Varela acaba de lanzar El grito mudo, su primer disco en solitario en 10 años tras No es el fin (Grafitti Music Records 2009), un disco que se acerca a veces estilísticamente a Como los peces, y esencialmente a Monedas al aire, pero que encuentra su propio rumbo.
Era además un gran signo de interrogación. ¿Cómo se mantendría la calidad? ¿De qué hablaría? ¿Cómo volver al frente de la luz pública tras tantas vueltas de un planeta que hoy cambia por día? ¿Qué podía hacer un artista veterano ante la inmensa ola de creatividad y opciones disponibles en una sociedad acostumbrada ya al exceso de información y estímulos?
Eran 55 sobre ese pañuelo, esa barba, esa guitarra y esas botas negras combinadas con vestimenta igualmente negra desde siempre, desde que salió a la luz en los revueltos años ochenta por aquellos días de La palanca, donde denunciaba la corrupción aceptada de dar puestos de trabajo no al mejor para desempeñarlo, sino al amigo o al familiar o al que conviniera, y todo desde la analogía de La Palanca de Arquímedes, o La calle, donde decía con lenguaje directo y mordaz: "La calle está llena de perritos / callejeros / que no me dan la patica / porque no soy extranjero", días de crítica social cruda y planteamientos de un hombre que, desde abajo, decía lo que otros callaban.
Después de 10 años desde No es el fin (2009), el cantautor cubano Carlos Varela acaba de presentar El grito mudo, el primer sencillo del que será, según el propio autor, "sin dudas mi mejor disco".
Son temas que hablan del miedo, el silencio, el bullying, el amor, el desamor, la incertidumbre del emigrante que llevamos dentro, la soledad, la duda, la religión y el poder, el barrio, las noticias, el pasado y el mañana.
El jueves 14 de marzo Mayte Martín presentó en el Teatro de la Maestranza de Sevilla su nuevo espectáculo: Tatuajes. Se trata de una colección de joyas de grandes autores universales llevados magistralmente al territorio particular de la artista. Con este concierto y con el disco que lleva el mismo nombre, rinde homenaje a la canción de autor más global, a la que traspasa fronteras y conforma una parte primordial de la memoria sentimental de diferentes generaciones.
Desde los veintiún años la argentina Carmen Aciar es una barcelonesa más, llegó para descubrirse en su arte por las calles de Barcelona, sumando sus propias historias desde que llegó en ese agosto de 2022 para habitar esta ciudad en sus incertidumbres, sus composiciones ya conforman su primer disco Historias mías.
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