Entre remolinos
dejó saber en mis labios su sed,
juntos probamos la noche,
el suave murmullo, el imán y la flor,
fuimos casi un muro, casi viento, casi sal,
fuimos casi nada y todo de una sola vez,
de una sola vez, de una sola vez.
Los dedos iban tanteando entre piel y piel,
era el reconocimiento de sudores, de su nombre,
y fuimos casi un muro, casi viento, casi sal,
fuimos casi nada y todo de una sola vez.
Y nos quedamos ahí, como bordando el dolor,
como sacando el mar el rostro para llorar,
y nos quedamos ahí, con la certeza de estar
enredados entre remolinos y su amor.
Los dedos iban tanteando entre piel y piel,
era el reconocimiento de sudores, de su nombre,
y fuimos casi un muro, casi viento, casi sal,
fuimos casi nada y todo de una vez,
de una sola vez, de una sola vez.
Autor(es): Ramón Mejía "Perrozompopo"