El hijo
me diera tu amor un nuevo hijo,
mientras bebiera el jugo de tus pomas
deformaría su craneo
como hizo en el antaño virginal
la ciencia de nuestro abuelo indio:
impondría pavor al envidioso
con su exterior maligno,
mientras por dentro prosiguiera
puro y hermoso,
como niño.
Autor(es): Juan Antonio Corretjer, José González