Apuntes para una biografía
Un serial en la radio y algún olmo en Castilla.
Fue un pequeño alquimista, perseguidor de sueños
bien pronto apaleado con palmeta y cartilla.
Y como don Quijote, casi se vuelve loco,
de tantos héroes y de tantas hazañas.
Pero fue un niño triste, por eso poco a poco,
comprendió que la historia a veces nos engaña.
Inventaba recuerdos y después bebía para olvidarlos.
Claro está, fue poeta. Descifraba un lenguaje
que sólo para él le dictaban la cosas.
Y cuentan las malas las lenguas que hacia maridaje
con el diablo y con las mariposas.
Pero supo elegir y eligió su destino
y lo estrujaba en versos que nadie quiso leer.
Embajador de un mundo de dolor y caminos,
siempre guardaba un grito, siempre un poco de sed.
Nadie supo bucear en su honda mirada,
ni averiguar si fue feliz o no.
Loco y viejo en la tarde se paraba,
troceando sueños, troceando rebelión
No hizo nada brillante, nunca fue conocido,
paseó su sombra por la vida y se fue;
dejó un vago recuerdo para pocos amigos
y algunos versos en los que creer.
Autor(es): Pablo Guerrero