Cantiga apócrifa


Era bella y católica como Isabel
más bien gordita pero bien presentable.
Guardaba una sonrisa de papel
en sus ojos por siempre impermeables.

Ya desde pequeñita fue educada
para ser buena hija, después amante esposa.
Siempre fiel, siempre disciplinada
y madre de familia numerosa.

Y se extrañó cuando le dije adiós

Después que nos casamos la cosa cambió
usaba bigudíes, compraba al por mayor
pobre, bella y malmaridada
me decía cosas que mejor no contarlas

Medio loco cuando ya no podía
me iba a dar una vuelta a la Gran Vía.
y en el silencio sólo escuchaba,
un susurro de abejas q sonaban.

Era el terror del polvo y de las telarañas,
perseguía moscas sin consideración.
Mujeres como estas de España,
en mi vida las he visto yo.


Autor(es): Pablo Guerrero