Canción de mucho amor
Finjo no darme cuenta de la mala leche
con que se despierta todas la mañanas.
Ella hace que no ve los michelines
que adornan mi figura de sudaca.
Es hincha del Sevilla, yo muero por el Betis
y aquí acaban todas la diferencias;
porque entre los dos juntamos en caricias
todo el amor del mundo a manos llenas.
¡Qué país de locos!
Llamarse Dolores
esta mujer que cura
las heridas y las penas.
A lo mejor no sabe lo que quiere
pero quiere saber lo que no sabe.
Domina el arte de callarse como nadie
pero nadie le manda que se calle.
Sueña con cada uno de mis sueños.
Me deja ser medio Quijote y otra mitad ama de casa.
Yo le permito que sea todo ternura
que es su modo natural de dar la cara.
Soñaba con ella desde antes de la infancia
y la encontré después de pasar por los infiernos
o, como dice el tango, "cuando entraba en el debe de la vida"
y el corazón se prepara pa'l invierno.
No levanta la voz ni se cabrea.
Jamás lanzan sus labios grito alguno.
Tiene el diablo en el cuerpo, con sus fuegos,
mas su sonrisa es como el cielo puro.
Autor(es): Quintín Cabrera