Guadalhorce
Le he visto venir de frente
torrente y transparencia,
le he visto llegar dormido
preñado de lunas buenas.
Furioso rompiendo soles
con sus crines de agua y barro,
tranquilo mimando al hombre
de azadones a destajo.
Guadalhorce, Guadalhorce,
¿dónde están pueblos y hombres?
Guadalhorce, Guadalhorce,
se nos van Dios sabe dónde.
Los niños, que ya son hombres,
tuvieron que irse arriba
de este mapa tan cristiano
para no pasar fatigas.
Los hombres, que ya son viejos,
se mueren sobre la espiga,
sobre los tractores nuevos
con las espaldas vencidas.
Guadalhorce, Guadalhorce...
Se me secará la boca
de cantarle a los naranjos,
se te agrietarán tus aguas
de crisparlas contra el llanto.
De los romeros sin flores,
de las muchachas olivas,
de los pocos que se quedan
por la tierra ya sin vida.
Guadalhorce, Guadalhorce,
se nos van Dios sabe dónde.
Guadalhorce, Guadalhorce,
muerto de agua, muerto,
muerto de hombres.
Autor(es): Juan Antonio Muriel