La Pasión Según Andalucía I
El único género teatral que recuerdan las crónicas de la Edad Media, es el llamado drama litúrgico, que se celebraba en los templos para evocar grandes festividades como la Navidad, el Corpus y la Semana Santa.
Los misterios, anunciados por fanfarrias de trompetas y tambores, rememoraban y exaltaban la Pasión de Cristo tal y como yo lo estoy haciendo en este momento. Una Pasión revivida por la Iglesia en las grandes plazas públicas, paseadas posteriormente en carrozas tiradas por mulas y bueyes y acogida después por las cofradías pasionarias para escenificarla con sus hermanos.
Andalucía aún conserva orgullosas muestras de estas representaciones, en su mayoría desaparecidas, que al llegar la comedia a los corrales, las gubias imagineras fueron sustituyéndolas por escenas escultóricas para ser paseadas en procesiones de culto y penitencia sobre andas, pasos o tronos.
Porque nacieron las hermandades con sus normas y preceptos, hermanos de luz y sangre agrupados por los gremios, por ordenes religiosas , por su cuna o por su fuero, salieron en procesiones emulados del ejemplo de antiguas corporaciones que ya lo venían haciendo con cruces y devociones de penitencia y silencio.
Viacrucis y estaciones de ermitas y de conventos, procesionaron con orden la cruz de su reglamento con hábitos y antifaces y escudos sobre sus pechos, descalzos disciplinantes que se azotaban el cuerpo con punzantes rodezuelas y bertulillos de infierno.
Veracruz de San Francisco, San Agustín, los Negros, Dolores y Trinidad, Soledad y Santo Entierro, Gran Poder y Expiración, Negaciones de San Pedro, arte de pasión, arte puro de hombres buenos, y tú, niña Andalucía vestía de cofradía con Jesús el Nazareno.