Si Te Miro


Si te miro, me puedo olvidar
de pasiones que nunca he descrito,
de miradas, de roces de cuerpos,
de un estruendo sobre mi cabeza.

No me hables, aún puedo pensar
mil acciones de malabarista.
Mis neuronas comienzan a andar
sobre luces, membranas prohibidas.

Y tú que te crees que me sobran las balas,
me desgasto pensando en miradas manidas
que me oprimen, me condenan,
que destrozan todo lo que soy: desobediencia.

Aún me acuerdo de tu caminar,
tu cantar entre las ramas;
aún me come tu boca al hablar:
mi camisa de fuerza claudica ante mi terquedad.

No me digas que huyes del alba,
que un silbido trepana tu sueño;
no me digas que quieres trepar
a ese árbol siniestro, una vez más.

Y no intentes engañar al anciano convaleciente,
Al maestro de la salvedad: ya no queda tiempo.

No secuestres mi perra conciencia,
que me sangra, me arrastra las penas;
me revienta tener que buscar
la pregunta encerrada en tu cuerpo;
me lamento de no haber amado
la amargura, el silencio, tus manos.