Madre Hermosa
como un rayito de luna
regüerto con azahares.
Madre hermosa,
vieja de pena por dentro,
por fuera como una rosa.
Madre buena,
con los ojitos de novia
y la cara de azucena.
¡Qué alegría cuando
le digo a la gente:
qué guapa la madre mía!
Desde chiquito yo te lloraba
y hablando siempre con los luceros,
en mis suspiros yo te rezaba.
¡Ay, madrecita, cuánto te quiero!
Entre mis sueños yo le decía:
madre del arma, dime quién eres .
¡Ya está a mi vera la madre mía,
la más bonita de las mujeres!