El andariego
yo que fui mariposa de mil flores,
hoy siento la nostalgia de tus brazos
y aquellos tus ojazos y aquellos tus amores.
Ni cadenas, ni lágrimas me ataron,
mas hoy quiero la calma y el sosiego,
perdona mi tardanza, te lo ruego,
perdona al andariego
que hoy te ofrece el corazón.
Hay ausencias que triunfan y la nuestra triunfó,
amémonos ahora con la paz
que en un tiempo lejano nos faltó.
Y cuando yo me muera,
ni luz, ni llanto, ni luto, ni nada más,
ahí junto a mi cruz, tan sólo quiero paz.
Sólo tú corazón, si recuerdas mi amor,
una lágrima llévame por última vez,
y en silencio dirás una plegaria
y por Dios, olvídame después.
Autor(es): Álvaro Carrillo