Entre nana y fandango


A tropezones viviendo,
a tropezones soñando,
despertando a la mañana
por caminos olvidados,
buscando el viento del norte
y durmiendo en el solano,
cantando una nana triste
y escuchando unos fandangos
y unos labios que se abrieron
en una noche de barro,
quizá buscando una copla,
quizá buscando mis labios,
un abrazo en el silencio
y unas palabras mojadas
en lluvia y en vino rojo
para que nunca sonaran,
pues lo que hoy parece mucho
quizá mañana sea nada.

Pensar que la noche es larga
y hacer mi lecho en tu alma,
buscar un árbol perdido
y ocultarnos en sus ramas
y luego amanecer desnudos
en una oscura hondonada.
Dejo una nana en tu piel
y en mi pecho un sueño largo
que yo me llevo conmigo
unos ojos y un fandango,
y unos labios que se abrieron
en una noche de barro.

Beber y buscar sonrisas
en un vaso que se acaba,
reír y llorar de nuevo
para no pensar en nada,
ni en aquello que dejamos,
ni en lo que ahora nos llama,
que hoy no quiero cantar,
que yo no sé que me pasa,
que mi guitarra me busca
y yo la dejé guardada,
entre un bordón y una prima
se ocultan muchas palabras,
que yo sé guardar un secreto
pero ella no lo guarda.

Y caminando entre los charcos,
y entre charcos caminando,
y a tropezones viviendo,
y a tropezones soñando.


Autor(es): Antonio Mata