El Lobo Feroz
No hay condición para alzar la voz.
Ni fe ni Dios, que el miedo os comió.
Se consintió romper el cordón.
Se separó locura y razón
y se escondió "ca" una en un cajón.
¿Quién ordenó tal monstruosidad?
¿Quién ordenó y no sabe mandar?
Deberían callar, silencio, chitón.
Perder la voz, cambiar de canción.
Mudar la piel, saber quiénes son.
Hacerles ver nuestra decepción
Pero ellos ven el mundo a sus pies:
un cabaret con champán francés.
Despierten ya, salgan del sillón,
que es tarde ya y la mecha prendió...
Mira cómo ardían...
Son los que no miran a la cara, de los que no te fías, los que nunca callaban.
Son los que tienen muy mala cara, los que te prometían y nunca cumplen nada.
Dime; ¿quién temió al lobo feroz?
¿A quién mordió y a quién devoró?
¿Quién mendigó por culpa de aquel
que no ofreció y engulle el pastel?
¿Y quién colgó del cuello al marqués?
¿Quién lo engañó y ató de un cordel?
Por prometer y nunca cumplir,
no merece jamás ver el sol...
Ni la luz del día...
Son los que no miran a la cara, de los que no te fías, los que nunca callaban.
Son los que tienen muy mala cara, los que te prometían y nunca cumplen nada.
Son los que siempre te acobardaban, viven de tu agonía, de tus malas pasadas.
Son los que morirse deberían; en la noche más fría, te dejan sin morada.