Ocho pasos


Por una corona de espinas
Que alberga en su techo no puede salir
No lleva hora ni día, la luz lo encandila
A lo que está por venir
Pero el sigue sentado
Mirando con llanto su humo gris

Espero, espero, espero.
Y su puerta nunca se abrió

Ahora camina pensando
Que fue olvidado sin un buen porque
y busca ansioso en rincones
Recuerdos que aviven su pobre sentir.

Un amigo enemigo encontró
Y su brazo le entrego
El veneno en segundos actuó
Y su cuerpo se desvaneció.