La escalera
se tropieza en la escalera,
con ese demonio de mujer.
Una y otra vez
se diría que le espera
para verle a él enrojecer, enrojecer.
Su mente fracasa pensando qué hacer,
si mudarse de casa o echar a correr.
Su presencia altera su sosiego,
pues sus ojos echan fuego
y se siente arder.
Y no sabe qué es lo que le pasa,
cuando pasa a su lado
se siente anodadado,
se siente desgraciado,
se siente mal,
cuando pasa a su lado.
Como a un cristal
su mirada le traspasa,
cuando pasa a su lado,
se pone colorado,
se encuentra abochornado
como un colegial.
Una y otra vez
piensa en irse a las afueras
para no ver más a esa mujer.
Una y otra vez
tropezando en la escalera
él quisiera desaparecer, desaparecer.
Sabe bien que es preciso,
por no enloquecer,
cambiarse de piso
o echar a correr,
sabiendo que vive en el piso de abajo,
no rinde en el trabajo
y se pone a beber.
Y no sabe qué es lo que le pasa,
cuando pasa a su lado
se siente anodadado,
se siente desgraciado,
se siente mal,
cuando pasa a su lado.
Como a un cristal
su mirada le traspasa,
cuando pasa a su lado,
se pone colorado,
se encuentra abochornado
como un colegial.
Y no sabe qué es lo que le pasa,
cuando pasa a su lado
se siente anodadado,
se siente desgraciado,
se siente mal,
cuando pasa a su lado.
Como a un cristal
su mirada le traspasa,
cuando pasa a su lado,
se pone colorado,
se encuentra abochornado
como un colegial.
Una y otra vez
se tropieza en la escalera,
con ese demonio de mujer.
Una y otra vez...
se tropieza en la escalera...
Una y otra vez...