Limón limonero
A los pies de un limonero
una noche que en la vida olvidaré,
a un mocito pinturero y
una niña le entregó su querer.
Se creyó aquel juramento
y no vio la falsedad
y se ahoga en el tormento
de sentirse .
Y a la sombra de aquel limonero
que un día dichosa la vio sonreír,
deshojando una a una sus penas,
igual que una rosa, le cantaba así:
¡Limonero!
¡Ay, limón, limonero!
a tu vera le dijo un mocito,
falso y embustero,
-como a nadie en el mundo he ,
serrana, te quiero-.
¡Ten piedad de mí!
¡Calma mi dolor!
¡Ay, limón, limonero!
Limonero mío de mi corazón.
Por caminos de zarzales
con la cruz de su dolor se echó a rodar,
y por la hiel de los pesares
no consigue ni olvidar ni perdonar.
Pero al cabo de los años
se cumplió la maldición,
que otra hembra lo traiciona
lo mismo que él traicionó.
Y a la sombra de aquel limonero
que fue y el tiempo secó,
hoy lo han visto llorando sus penas
por un desengaño, castigo de Dios.
Autor(es): Ramón Perelló, Sixto Cantabrana, Juan Mostazo