Vagabundo


(Traducción literal de la adaptación al catalán de Miquel Pujadó)

Si dejaseis de hablar
y quisierais escucharme,
os explicaría la historia de un pobre vagabundo.
No era un gandul ni un rufián,
él deseaba trabajar
pero en todas partes se lo sacaban de encima:

Vagabundo, venga, márchate.
no te daremos ni un mendrugo de pan.
Si vuelves por aquí
acabarás en la cárcel.
Continúa caminando, que es lo que mejor sabes hacer.


Recorrió muchas calles.
Cuando ya no podía más
olió que alguien cocinaba un buen asado.
"Puedo cortar leña –le dijo-
o hacer lo que sea". Pero el cocinero
respondió, poniéndole un dedo grasiento en el pecho:

En la Iglesia leyó
un cartel que decía:
"Hijo, trabaja para Jesús", y así lo hizo.
De rodillas, fregó y dejó
el Templo limpio, pero el cura,
cuando fue hora de comer le dijo:

Un poli lo detuvo
por la calle y le preguntó:
"Qué haces en el pueblo, tan harapiento y sucio?
Ven conmigo a ver al juez"
Y aquel juez le dijo:
"Quien no tiene dinero, aquí no es bienvenido"

Por fin llego el día
en que aquel pobre hombre se murió.
"Me merezco ir a la Gloria", pensó.
Pero San Pedro, mira por dónde,
le cerró la puerta en las narices,
le pegó un empujón y empezó a gritar:

Ya no tenía donde ir
y se encaminó al Infierno.
Le dijo al Diablo: "De entre todos los difuntos,
yo soy el mayor pecador.
¿No me harías algo de sitio?"
Pero él le dijo: "Aquí no queremos vagabundos".


Autor(es): Joe Hill, George Frederick Root