Golpe


Agárrame del pelo
y te asustan mis uñas,
si te supiera querer… escucha,
que la última vez no olvidé que
estaba hecha pa’ quemar mi vida
entre el colchón y las sabanas
que tú siempre me ponías encima.
Pero es normal, mi vida,
que un golpe marque la vida.
La verea me inducía
a lo que tanto temía.
No hay más razones pa’ llorar, así que,
si no me quieres, que ya no hay más.
Me besas y no solo se me para
el mundo, como en tantos poemas,
como en miles de canciones eternas,
sino que oigo en los silencios
de tus besos: susurros de bailes,
de nuestros cuerpos.
Tu mano en el pecho, cierro los ojos,
me acuesto, todo el peso en mi espalda,
lo siento, calentura bajo mi cintura…
Arrímate hacia mi locura.
Esa que vuela y sueña,
la que quisiera que tu quisieras.
Y me volviera a mirar
de aquella manera.
Son, son que es mi soniquete.
De querer quererte
cuando ya no quieres.
Son, son que es mi soniquete.
Le echas fuego a mis ojos
y ahí voy, ahí voy.
Tener donde agarrarte y azarar al verte.
Se estremece mi barriga si percibe que
se arrima, que me atrapa, se apodera,
me acojona entre su enredadera.
Atemoriza, me acobardo,
arrincono lo que valgo.
Solo cojo carrerilla pa’ prender
y atender, que afianzo mi conjuro,
que aquí el arte es el tuyo,
se apodera de mi mano,
habla ya sin ti.
Y reír, sentir, comprender que
no cogerte es aferrarse a no verte
crecer, creer, crearte, tendré que confiar
y cabrear a mis sentidos por dejarme
coger, querer, gozar, con un único
objetivo, que es volverme a revolcar,
incitar a todo aquello que era vicio
para nuestro paladar, palpar a oscuras.
Hay lunares que me dicen:
“anda, búscame bien”.


Autor(es): Maria Cambray