
Tu Redención
Mírame a la cara, tu silencio se hace sepulcral.
No me avasalles con la palabra libertad
recalificada.
Recalcitrante como una lágrima en la mar,
no te abandones a la deriva sideral:
cuida tus amarras.
No, no me digas que no,
que tu vida anda a solas
y tu boca más que loca
porque no encuentra sabor.
Tonto, más que tonto, no me hagas meditar,
son tus acciones las que me impelen arrostrar
alucinaciones.
La cabeza gacha y un amor sin amistad,
y no te ayuda el que quieras abusar
de tus sinrazones.
Pierdes siempre la voz
cuando ululas al viento
por tu desventura y tu tormento
en proceso de expansión.
Tu cerebro te traiciona
cuando te saltas las normas
y no, no tienes perdón.
Una vida con cadenas
afuera de la trena
no tiene solución.
Piensas siempre que yo
celo tu condena,
y un sonido de cisterna
disipa tu divina redención.