Regalo nº 8
Cuando termine la primavera
no te me aflijas, paloma mía.
Cuando las flores pierdan su aroma,
no llores, niña, ni te acongojes,
que yo he guardado aquí, en mi nido,
un ramillete de mil colores
para ofrecerte toda la vida;
no quiero verte nunca llorando.
Tengo para darte estrellas que pesqué:
las puse iluminando todo el techo y la pared.
Tengo para darte mazorcas de maíz
doradas como el oro del penacho a la raíz.
Tengo para darte un corazón,
vivo porque lo hiciste latir otra vez.
Cuando comience el frío invierno
no te me aflijas, paloma mía.
Cuando las lluvias nublen ventanas,
no llores, niña, ni te acongojes,
que yo he guardado aquí, en mi nido,
una tajada del sol de mayo
para ofrecerte toda la vida;
no quiero verte nunca llorando.
Tengo para darte almohadas cálidas
y canciones que al mirarte
se me queden pálidas.
Tengo para darte un fragante manantial
y espesos y mullidos butacones de portal.
Tengo para darte un corazón,
vivo porque lo hiciste latir otra vez
y mejor, sin dolor.
Writer/s: Augusto Blanca