El perdón del capitán
en el cuerpo de la templanza
, y de aquella voz que consumimos.
Los ojos y sus mañanas
me armaron con colores
de Madre Tierra
allá voy
Mírame siempre de frente
Soy todas tus memorias
y también dolor del que vivimos
Y oye el grito de la luna creciente
El sol sonroja el horizonte
Y a su vez, perdón, pero caí
en pasillos de Oro,
en esmaltes de araña,
en canciones de muertos en otro jardín.
Y así es que estas en mi sangre
Sangre, sangre.
Demora mis errores en las horas que bailan
Y en el paisaje emprende tu viaje sin lágrimas
Que yo te recordaré siempre.
Por que estas en mi sangre
Sangre, sangre.