La yegua mía


Una fría mañana de agosto, cabalgando sobre un puente que él mismo había serruchado, al oír el crujido de las maderas que se derrumbaban gritó: "¡
Ahijuna, no me saldré con la mía...!"
Pese a lo cual cayó en poder de sus propios hombres.
Por suerte él estaba ahí... y se perdonó la vida.
El mismo
Fuentes solía decir después: "
Ese día, por ser blando, me perdí una fortuna".