Cuarentenario
Cuarenta es buena edad
para saber con qué quedarse,
para saber a dónde vas.
Se cuenta con la faz
de la sabiduría errante,
se cuenta con una verdad.
Aprendes a contar
con el sabor de las derrotas.
Aprendes a catar la realidad.
Aprendes a tirar
lo que la vida no soporta,
aprendes otra vez a mirar.
Cuarenta es buena edad
cuando has vivido plenamente,
cuando tienes qué contar.
Hay hijos, hay bondad,
hay hasta un alma resurgente
que siempre incita a luchar.
Cuarenta no es blasón
para una silla ni una cama.
Cuarenta es sacerdocio en el lugar.
Cuarenta es la canción
más necesaria, más hermana.
Cuarenta es mi canción de paz.
Cuarenta no es verdad
cuando no ha habido año tras año,
cuando no hay roto que enmendar.
Y cuando hay que escalar
haciendo a mano los peldaños,
cuarenta es una buena edad.
Cuarenta es la razón
de cuánto queda por delante,
de lo que eres y por qué.
Cuarenta es mi canción
más furibunda, más pudiente:
cuarenta es mi voto de fe.
Writer/s: Vicente Feliú