Décimas (12): No se escapó ni el vacuno [o Derrámase la noticia]


Derrámase la noticia
con tanta velocidad,
que llega l’autoridad
por descubrir la malicia.
La Viola, con gran delicia,
poquito a poco mejora,
su mama rezando implora
a Dios y Santa María;
mas caen día por día
mortales varias señoras.

Nadie sospecha jamás
quién era la causadora
de tales malditas horas;
seguro no se sabrá.
Fue grande la mortandad
que ocasionó la inocente:
murieron seis escribientes,
cuatro docenas de pacos,
y pa’ pior se lleva el «raco»
el mal para San Clemente.

Naiden se hallaba seguro,
se sabe en la capital.
L’imploran a un general
solicitando cloruro.
Hay mucha gente en apuro,
vacías quedan las camas,
llovían los telegramas,
y hast’ el gorrión en su nido
gorjea muy condolido
con el microbio en la rama.

No se escapó ni el vacuno
de la terrible lanceta
que la pequeña Violeta
clavó sin querer ninguno.
Tres meses pasó en ayuno
con ese terrible grano
que le arrancó de las manos
y pies de raíz las uñas.
Su cuerpo es una pezuña,
sólo un costrón inhumano.

Afuera estaba que se arde
la muerte por un doquier.
Uno de buen proceder
dispuso esa mesma tarde:
los sanos que bien se guarden
de ventearse sin objeto,
y ojo con el lazareto
que el alcalde levantó
con la bendición de Dios,
que en estos caso’ es correcto.


Writer/s: Violeta Parra