Décimas (62): No lloro yo por llorar


No lloro yo por llorar,
sino por hallar sosiego;
mi llorar es como un ruego
que naide quier’ escuchar.
Del ver y considerar
la triste calamidá’
que vive l’humanidá’
en toda su longitú’:
l’escasez de la virtú’
es lo que me hace llorar.

Ayer, buscando trabajo,
llamé a una puerta de fierro.
Como si yo fuera un perro
me miran de arrib’ abajo.
Con promesas a destajo
me han hecho volver cien veces,
como si gusto les diese
al verme solicitar.
Muy caro me hacen pagar
el pan que me pertenece.

No demando caridá’,
ni menos pid’ un favor;
pido con mucho rigor
mi derecho a trabajar;
yo quiero ganar mi pan,
mi harina y mi ají picante.
Con su sonrisa farsante
me dicen por vez postrera,
que al llegar la primavera
puede ser que haiga vacante.

Así me pasan los días,
uno sobre otro en las mesmas,
veo que llega Cuaresma,
una más y otra enseguí’a.
Le ruego a San Jeremías,
le prendo vela tras vela,
más sordo que l’entretela
se burla de mis quebrantos.
Si no me conduel’ el santo,
¿quien quiero que se conduela?

No pierdo las esperanzas
de qu’esto tenga su arreglo,
un día este pobre pueblo
teng’ una feliz mudanza.
El toro solo se amansa
montándolo bien en pelo;
no tengo ningún recelo
de verle la pajarilla,
cuando se dé la tortilla
la vuelta que tanto anhelo.


Writer/s: Violeta Parra