Texto Nº 3


No había descanso para nuestro dolor: no solo moríamos a manos de los conquistadores, sino que a nuestras angustias vinieron a sumarse las enfermedades. Las pestes, como la gripe y la viruela, desconocidas hasta entonces en nuestra tierra, cayeron sobre nosotros y la muerte no tuvo piedad.


Writer/s: Víctor Heredia