Gore
a mi me gusta el gore,
a mi me gusta el gore,
a mi me gusta el gore.
las viceritas, los higaditos, los intestinos, corazoncitos
las prostitutas que tras matarlas pruebas sus ojos y dices: anda, ¡que bueno!
colgar del cuellor como las reses, comer arterias
comer las heces. el mandilon repleto de plasma,
cortar las piernas y decir: ¡anda, no anda!
me gusta el gore por las mañanas, el desayuno con sangre humana
y en vez de echarle unos cereales con un leproso muerto me vale
una cabeza suelta del cuello, sajar la piel, fumigar el recto
la necrofilia en el tanatorio, follarte a un muerto y decirlo: ¡coño, se muebe!
por la mañana el gore, y por la tarde el gore y por la noche...
casi prefiero un kalimotxo... pero en vez de vino con la sangre del chocho
la sangre roja sangre de regla me pone como un canto la verga
y como en canto la tengo cuando me solle animales muertos ¡mami, que rico!