El sueño


Cuando la noche terminó, cuando sus ojos se cerraron, dejó su mano
de pulsar las viejas teclas del piano. Se excitó al soñar, entristeció al
pensar en unas teclas de goma que no pueden sonar. Día tras día en un
rincón, entre miles de partituras, noche tras noche la sensación de estar
cerca de la locura. Se excitó al soñar, entristeció al pensar en unas teclas
de goma que no pueden sonar. Viejos acordes se le vuelven a escapar cuando
sus manos dejan de vibrar. Llegó la hora de empezar, llegó la hora de
luchar, llegó la hora de cerrar y partir. Una mañana en una canción se puso
a hablar con su piano y éste le dijo sin ilusión que el tiempo le había
gastado. Se excitó al soñar, entristeció al pensar en unas teclas de goma
que no pueden sonar. Viejos acordes se le vuelven a escapar cuando sus manos
dejan de vibrar. Llegó la hora de empezar, llegó la hora de luchar, llegó la
hora de cerrar y partir.