Bilbao
alguien a quien gritarlo a la cara.
El amor, cuando ya no queda qué ganar,
es vacío dolor.
Caminaba por Bilbao como un enfermo
que cambia de postura en la cama.
Vámonos donde sea, pero vámonos,
Iñaki, a Madrid.
Madrid, donde el dolor es soportable,
donde el dolor se abre a cielo abierto.
Toda mi vida he buscado librarme del amor.
Si, al menos, pudiera defenderme.