Breve leyenda del ruiseñor y el tomeguín


Hay un lugar donde el amor
ancló su arca de tesoros
y abrió mil surcos en el lodo
con la esperanza del candor.

Este lugar era un erial
no conocía de ternuras
del verso pleno de dulzuras,
colores, luz de manantial.

Y fue brotando cada flor
engalanando aquel camino
para guiarnos al festín
del canto de este ruiseñor
que da la vida en cada trino
y a dúo con su tomeguín
convierte el llanto en trova plena
vibrante coro, nuestro jardín.

Ruiseñor sigue cantando,
que no quiero verte nunca llorar.
Ruiseñor sigue cantando,
no llores.


Writer/s: Augusto Blanca