El rey de la picota
Vendo, vendo canillitas
desde que nadie me quiere
vendo, vendo canillitas
de los viernes a los jueves.
Antes yo era poderoso
dueño de treinta negocios
pero me pasé de rosca
y salté con las langostas.
Yo viajaba por el mundo
y cantaba las cuarenta
livianito en lo profundo
siempre con el chumbo cerca.
Buenos Aires se despierta y se acuesta sin saber
que yo estoy siempre de guardia, siempre a la espera, siempre de pié.
Yo sembraba con la boca
y cosechaba con las manos
yo fui el rey de la picota
preguntale al gran hermano.
Me quedaron los contactos
de uniforme y del partido
los secretos del mercado
y la agenda de testigos.
Ahora vendo canillitas
para fiestas o extranjeros
esta esquina es mi oficina
donde quieras te las llevo.
Buenos Aires se despierta y se acuesta sin saber
que yo estoy siempre de guardia, siempre a la espera, siempre de pié.