Princesa En Su Torre


Teníamos alguien con quien hablar,
de tarde en tarde, reflexionar,
abrir las puertas de par en par,
oir la lluvia, soñar el mar.

Poner a cero este contador
y dejar que fuera una sensación
cambiar de rumbo y de color,
dejar volar la imaginación

Carmen, sus manos, y ese poder...
que se transmite a tu propio ser,
poniendo en ellas toda su fe,
esa energía a flor de piel.

Princesa en su torre era,
querialá así su mamá,
pero él trepó por la hiedra
y la vino a rescatar.

No se pinchó con la rueca,
ni la manzana mordió del mal,
su amor no era un batracio,
ni sus zapatos de cristal:
¡Pero tenía duende¡

Cambio su feudo por la ciudad
y se marchó sin mirar atrás,
sobre sus huellas no volverá
y aquí nos dejó esta soledad.

Había en sus ojos una razón,
marchaba donde estaba su amor,
aunque en el fondo, su corazón,
quería ser libre sin condición.

Sigue adelante y hazlo por ti,
no te detengas, que seas feliz,
porque a nosotros nos quedará
este regalo de tu amistad.

Princesa en su torre era,
querialá así su mamá,
pero él trepó por la hiedra
y la vino a rescatar.