Un clavel


Nadie sabe, nadie sabe,
aunque todos lo quieren saber,
ni la clave, ni la llave
de mi cuándo, mi cómo y porqué.

Me gusta ser libre lo mismo que el viento
que mueve el olivo y riza la mar,
tenderme a la sombra de mi pensamiento
y luego de noche ponerme a cantar.

Un clavel,
un rojo, rojo clavel —un clavel—,
a la orilla de mi boca
cuidé yo como una loca
poniendo mi vida en él.

Y el clavel
al verte, cariño mío,
se ha puesto tan encendido
que está quemando mi piel.

Negro pelo, negro pelo,
que trasmina a menta y limón,
negros ojos, negros celos,
primo hermano de mi corazón.

Me importa tres pitos que diga la gente
que voy y que vengo por el Arenal,
y tengo gastadas las losas del Puente
de tanto cruzarlo por la madrugá.


Writer/s: Rafael de León, Juan Solano