-Que no le extrañe si esta voz le huele al polvo de un vagón
o le recuerda algún fracaso-.
Me aproveché una migración de pájaros que iban al Sur.
-Yo quiero ser como un salmón que a desovar va su canción
con abolengo-.
Porque esta es la única que tengo
y no vengo a ver si puedo, si no porque pude vengo.
Pero ¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada noche incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa,
de un cuento y de una fe desengañada.
¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada esquina incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa
del parque de una juventud marcada.
Cuando a mis notas les nacieron alas y canté con intención
mi lengua habló sin avisarle al paladar,
mis botas solas se pusieron a bailar
después de hacer memoria y ver que en realidad
no fueron menos por la cárcel de tu hastío.
Pero ¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada puerto incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa,
de un barrio en que la lluvia nunca acaba.
¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada estudio incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa,
del precio de una historia mal contada.
Me pareció en un sueño ver
que un tipo a mis espaldas se robó mi voz.
Besó mi frente, echó a correr,
y varios que fingieron noble sumisión
llegaron a asaltar mi cuello y mi canción.
-Mas no se aflijan, si es que sigo vivo
es que mi canto de verdad tal vez demuestre
que no sea lo suficientemente inquieto y peligroso-.
Pero ¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada golpe incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa,
que al pecado y al menor no cobra entrada.
Pero ¿Qué hacer de una canción tan melindrosa
que en cada barra incita a ser callada?
Yo vengo de un volcán junto a una rosa,
donde antes que anochezca es madrugada.
Me aproveché una migración de pájaros que iban al Sur.
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