Décimas (18): Válgame Dios cómo están
¡Válgame Dios cómo están
todos los pobres cristianos
en este mundo inhumano
partidos mitá’ a mitá’!
Del rico es esta maldad,
lo digo muy conmoví’a.
Dijo el Señor a María:
«Son para todos las flores,
los montes, los arreboles».
¿Por qué el pudiente se olvida?
Si el sol pudieran guardarlo,
lo hicieran de buena gana;
de noche, tarde y mañana
quisieran acapararlo;
por suerte que pa’ alcanzarlo
se necesitan aviones.
De rabia esconden las flores,
las meten en calabozos,
privando al pobre rotoso
de sus radiantes colores.
Si entonces no lo supimos,
seguro lo sospechamos,
porque nos faltan las manos
pa’ los botones más finos.
¡Era un festín tan divino
el naufragar en las olas
que hacían las amapolas,
clarines y cardenales!
¡Ni por cinco mil reales
celebración más monona!
En un dos por tres, señores,
hicimos las de Caín,
y queda el pobre jardín
en sus pañales menores.
Cambiamos aquellas flores
en menos que canta un gallo,
hast’ una flor de zapallo
que culebreaba en la higuera.
Cuando aparece la dueña
sufre un terrible desmayo.
Pagamos aquel desastre
con ochenta chicotazos,
diez por cada bribonazo
nos moretearon el traste.
«Por qué las flores sacaste,
chiquillos de los demonios».
«Ampáranos, San Antonio,
d’este castigo ejemplar».
Y andábamos sin chistar
con un susto del demonio.