Décimas (27): Así creció la maleza
Así creció la maleza
en casa del profesor;
por causa del dictador
entramos en la pobreza.
Juro por Santa Teresa
que lo que digo es verdad:
le quitan su actividad,
y en un rincón del baúl
brillando está el sobre azul
con el anuncio fatal.
Le dieron, por mucha cosa,
desahucio muy miserable,
si no le gusta, hay un sable
y un panteonero en la fosa.
Mi mama muy pesarosa,
malicia qu’este es el fin
y, ¡con tanto querubín
que dar alimentación!
Mejor tirarse al zanjón,
que d’hambre verlos morir.
Aquellos cobres postreros
mi mama los ha guardado,
seguro con un candado
en una caja de cuero.
Pagó las cuentas primero,
después nos viste de viaje;
muy ordenados los trajes,
nos lleva al ferrocarril
en los comienzos de abril
de un año de mucho ultraje.
Allí diviso al taitita
paseando, desconsolado,
desd’ uno al otro costado
de aquella casa chiquita.
«¡Bueno la suerte maldita!
–dice tirándose el pelo–.
Venga un castigo del cielo
pa’l infernal presidente,
le bote muelas y dientes
le dé veinte mil desvelos».
«¡Por Dios, qué barbaridad!»
–repite tarde y mañana.
Afuera canta la rana
con mucha severidad.
El diablo en la cristiandad,
el ángel entra al infierno,
un loco está en el proscenio,
anuncian ya la función:
se impone la sinrazón,
en este teatro moderno.