Décimas (71): En Río (o En Río frente a unas yedras)
En Río frente a unas yedras,
en posición a mí opuesta,
una negrita compuesta
lleva una guagua morena.
El corazón me acelera
al verla tan de rosado,
con mil moñitos atados
de cintas como el vestido.
Le grito en un alarido:
«Présteme su ángel dorado».
Comprende la negra al punto
y m’empresta la guagüita
que me contempla contrita
sin entender el asunto;
parece que tiene susto.
Yo le hablo muy cariñosa,
me sonríe la mocosa,
yo me sonrío también.
La maire con su vaivén
nos mira como dichosa.
L’allego junto a mi pecho,
mi voz le resulta rara,
la llamo Rosita Clara
con sentimiento deshecho.
La negra maire en acecho
aguarda considerando
que yo la estoy demorando;
triste regreso a la mar.
Me recibe un capitán
en l’escalera del barco.
Me detengo en la cubierta,
me siento en unos cordeles.
Pasaron dos timoneles,
se pierden en una puerta;
la dejaron entreabierta,
se v’el pasillo interior,
una señora mayor
pasa tejiendo a palillos,
después d’ella unos marinos
en fuerte conversación.
Despega el barco enseguí’a
en esa tarde de sol,
al frente de un arrebol
otras gaviotas que chillan.
La mar con su maravilla
nos aprisiona después;
la campanilla a su vez
anuncia l’hora ’e la cena.
La noche llega serena,
la luna brilla en mis pies.