Décimas (82): Rosita se fue a los cielos
Rosita se fue a los cielos
igual que paloma blanca;
en una linda potranca
le apareció el ángel bueno.
Le dijo: «Dios en su seno,
niña, te v’a recibir.
Las llaves te traigo aquí,
entremos al paraíso
que afuera llueve granizo,
pequeña flor de jazmín».
Pequeña flor de jazmín,
del mundo vienes llegando;
aquí t’están esperando
la Madre y un querubín.
Glorioso ha sido tu fin,
cuéntaselo a tu mamita
cuando ella esté dormidita,
así le darás paciencia,
valor y condescendencia
y resignación infinita.
Resignación infinita,
por voluntad del Señor
le quiso dar bendición,
tú eres la causa bendita.
Apúrate, palomita,
que la Virgen del Carmelo
te ha de cuidar con desvelo,
lo mismo el ángel guardián.
Los ángeles cantarán
el canto del arroyuelo.
El canto del arroyuelo
lo habrás de oír de mañana;
el coro de tus hermanas
v’a derramarse en los cielos.
De aquí verás que en los suelos
marcha tu maire querida;
tú irás en su compañida
en forma de mariposa
para cuidar afanosa
cuando se sient’ afligida.
En este jardín de flores
entremos por un momento;
te doy el despedimento,
niñita de mis amores.
Los pajaritos cantores
dividen esta mansión,
a la derecha el Señor
con todo el apostolado
y allí el vergel encantado
del angelario mayor».