Décimas (85): El médico en juramento
El médico en juramento
de servir l’humanidad,
con gran religiosidad
recibe un documento.
Olvid’ el primer momento,
le da por matrimoniarse,
en auto quiere pasearse,
ya no le incumb’ el paciente,
si no es un rico pudiente,
el pobre vaya a enterarse.
El abogado tan grave
delante de un garrapata
(...)
s’encierra como con llave.
Le dice que nada sabe,
le nombra otro consultorio.
En un blanco lavatorio
se lava como Pilato,
después a bailar un rato
la danza de los demonios.
Y eso es poco, en esta fiebre
miremos al comerciante,
con su sonrisa galante
los pasan gatos por liebres.
Aunque los cielos se quiebren
hay que decir la verdad
de tanta calamidad
por la que estamos pasando.
Váyase, pues, consolado
con tanta mariconá’.
Nadie se ha muerto de amor,
ni por cariño fingido,
ni por vivir sin marido,
ni por supuesta traición.
El mundo es una estación
con trenes de sinsabores,
con faltas muy superiores,
su pleito no es una queja.
Gran pleito es quien despelleja
sin lástima a nuestros pobres.
Señora, yo la condeno
a l’alto de una patagua,
cinco días a pan y agua
durante todas sus horas.
Las lágrimas que me llora
no tienen explicación;
denuncie con su furor
la farsa politicante,
no los suspiros galantes
ni las razones de amor.