No voy a pedir perdón
por descubrir en ti la luz de mis latidos.
No he de pedir permiso
para adorar tu rostro dulce y ferozmente.
La gente nada sabe del amor
si no se reconoce en nuestros pasos.
Y al lado de la cama —más bien al pie—
espero a que esta aurora te despierte.
Que no espere mis disculpas, corazón.
Todo empieza y todo acaba en ti.
Y no te asustes, mi amor,
si mi voz suena algo seria y definitiva.
La vida es una y una es la respuesta.
Mi piel se quema sin tu suave sombra.
Te nombran las ciudades que pisé
y en cada esquina encuentro tu acertijo.
Si vivo fue porque siempre esperé
para entregarte mi pecho desnudo.
El futuro me ha nombrado con tu voz.
En ti todo encuentra una razón.
Todo comienza en ti:
el resto de mi vida y la razón
de abrir cada ventana, la canción
que resuelve mis dudas,
mi delirio y mi cura.
Y todo acaba en ti,
los besos, cada fiesta y la raíz
que bebe mis dolores, mi febril
costumbre de buscarte, mis días y este hambre de ti.
De ti. De ti. De ti.
No voy a pedir perdón
por entregarme en cuerpo y alma a tus pecados.
Cansado de los subterfugios,
me sumo a tu motín sin ataduras.
Que envidien mi locura, corazón,
tú eres mi hogar y afuera me muero de frío.
Elijo regalarte mi canción
porque apareces en todos mis planes.
Me alumbraste y renacido creo en mí.
Todo en tu figura halla su fin.
La ciudad de Barcelona rinde tributo al cantautor Luis Eduardo Aute con una pieza artística instalada en la plaza Rovira i Trias del barrio de Gràcia, lugar donde el artista pasó parte de su infancia y al que dedicó una canción en 2010.
La cantautora colombiana presenta un nuevo trabajo grabado en vivo en un patio de San Telmo, como homenaje íntimo a la ciudad de Buenos Aires, donde interpretó cinco canciones en formato acústico junto a un trío de músicos.