Haciendo como Cioran, escéptico muy notorio,
declaro, fatigado, del todo desengañado,
que deseo ir por el mundo con un solo accesorio,
un cartel que siempre verán colgado de mi cuello:
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
Dios, diablo, paraíso, infierno y purgatorio
los buenos recompensados y los malos castigados,
y el cuerpo de Dios en el cáliz, presente pero incorpóreo,
y el vino que se transforma en sangre, y los aceites consagrados...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
Y la buena ventura, el arte adivinatorio,
las cartas del tarot, las líneas de la mano,
la llave de los sueños y el péndulo oscilatorio,
los astros que indican qué pasará mañana...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
Las pruebas indudables, lo que es más perentorio,
los testigos dignos de un crédito patente,
y los buenos tratos durante un interrogatorio,
y las confesiones espontáneas...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
La prisión, el cadalso y algún otro exutorio,
y la eficacia de toda condena a muerte,
y el criminal armado de un deseo expiatorio,
que siente remordimientos para llegar a un buen puerto...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
Sobre la tumba, todo discurso exclamatorio,
aquello de “Era un buen hijo, un buen padre, un buen marido.”
“Era el mejor de todos, también el más meritorio,
"un santo, un pedazo de pan, el alma más noble"...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio”.
Aquellos que hablando seducen al auditorio,
y hacen que llore y grite con esperanza y miedo,
y los mil cuentos de cualquier repertorio,
y los muertos siempre necesarios para un mañana mejor...
“Yo no me trago nada, todo me parece irrisorio,
pero envidio a los que se lo meten como un supositorio.”
Joaquín Sabina, el cantautor de Úbeda, ha anunciado su última gira, titulada Hola y Adiós, que comenzará en febrero de 2025 y recorrerá diversos países en América y Europa, y terminará en noviembre del mismo año, dando a sus seguidores la oportunidad de despedirse de una de las voces más influyentes de las últimas décadas.
El último libro del maestro y cronista fundamental de la canción de autor Fernando González Lucini, Volad canciones, volad, nos invita a un viaje profundo y emotivo por la poesía hecha canción. Un libro, resultado de un esfuerzo monumental en investigación y documentación que reúne a los trece poetas más musicados en español, con sus trece poemas más versionados.