La virgen romera
Por los campos de Trujillo se pasea una romera
y el paseo que llevaba, de rosas y de azucenas.
Báculo lleva en la mano, más arriba una calesa
y una toca toledana que gusto y gloria da verla.
Saliendo el rey de paseo se encontró con la romera,
¿buenos días romerita, tan sola por estas tierras?
-No vengo sola buen rey, que mi marido atrás queda,
queda con unos serranos al tronco de aquellas sierras-
Yo tuve una enfermedad y ofreciera una novena
a Santiago de Galicia y ahora vengo a concederla.
Si quieres venir conmigo yo la llevo en mi calesa
-Yo se lo estimo buen rey, yo le estimo su fineza,
que la gloria de los santos ya no quieren conveniencia.-
Se fuera el rey para casa, muy triste y lleno de pena.
¡Triste de mí me he quedado, yo que visto a una romera!
Andad pajes y buscadla, andad pajes y traedla.
El pajecito más ruin el que más risueño era:
-¿dígame usted buen rey, las señas de la romera?
-linda cara, lindos ojos, lindas pestañas y cejas
y una toca toledana que gloria y gusto da verla.-
Buenos días romerita, pajes del rey ¡enhorabuena!
Una carta le traemos, el mismo rey la escribiera.
-Pajes yo no sé leer, porque nunca fui a la escuela,
se me murieron los padres, me dejaron de pequeña,
cuando los padres se mueren no se aprende cosa buena.-
-Lo que la carta le trae de memoria lo supiera,
nos ha dicho nuestro rey que vaya a servir su mesa.-
Andad y decirle al rey que se sirva de la reina,
Si él es rey de sus vasallos, yo lo soy de cielo y tierra,
que tengo un hijo en Belén que a todas las almas lleva
a gozar del alto cielo, por toda la vida eterna.