En este cuatro viajan los suicidas
sin paracaídas,
sacando el brazo por la ventanilla,
qué golilla!
Maniatando zamuros, a juro,
Suben para guindarlos en las nubes.
En este cuatro viajan los piratas,
parche en el ojo, loro, mapa,
bitácora y catalejo, llegan lejos,
corseros celosos,
malamañosos sin fin,
balandros, centinelas del botín.
En este cuatro viajan los arqueros,
asaltadores medievales, los justicieros,
con una canción
roban el corazón de la doncella en un malón,
mascan chimó y se empinan la botella.
La vaguada no se lo llevó todo,
nos dejó un cuatro en La Guaira
y todo cuanto hay sobre la tierra y el mar cabe en mi cuatro.
El terremoto no lo destruyó todo,
nos dejó un cuatro en Haití
y todo cuanto quiero decir sale de mi cuatro:
este fuego de mi corazón y ese llanto rojo de tus ojos.
Todas las guerras por tierras, por razas,
debajo de las cenizas, entre las mutilaciones,
nos han dejado un cuatro para la libertad,
no la que nos venden los mercaderes
sino la que se amasa y se cuece
en hornos de plaza y fiesta popular.
Todo vuelve a este alucinógeno madero y sale de su caja:
Vuelven, todas las palomas del alero vuelven
preparandose para volar hacia otras tierras,
vuelve el guiño impacible de las estrellas
que da la bienvenda a los que acaban de llegar
y despide a los que están de partida.
Vuelve este viejo cuatro que renace cada cien años para la lucha,
lleno de versos, de esperanza forjada
en los escombros de nuestra historia.
Vuelve este cuatro viejo,
mas necesario para la batalla que la espada del soldado,
más que la razón…
Celebremos todos la vuelta,
hagamos de nuestras voces un solo canto,
subversivo, disidente del sistema de excusas, mentiras y muerte.
Hagamos de nuestro cuatro el arma del corazón
y empinemos la botella…
Por los siglos de los siglos…
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