De mí a Madrid

Justo tras el vendaval
miraba a los niños dibujándose en la acera.
Oía el acorde mayor de su primavera
que subía cantando a gritos hasta el campanario
de San Cayetano.
¿Qué dirás de aquel que volvió a nacer
corriendo por Embajadores,
cargado de la compra del mes
y de canciones?

No volverá a pasar
temblando entre mis manos la primera nieve que vi.
La he dejado derretirse y viste porqué.

Madrid, como una herida, una mirada que cruzó al andar.
Cuando no pienso en ti, siento la vida
más lejos de volver a empezar.

Claro que yo volveré a pisar el suelo
que me dibujó un traspié en la punta del zapato,
algodón de caramelo entre las páginas de un libro que escribía
ensuciando un amor temprano con mi acento italiano.
Y un ángel de la guarda en la calle del Oso
velaba sobre el paso de mi virilidad.

Come potrei lasciare svanire e poi dimenticare
il primo giorno che ti ho vista nevicare.
He dejado que estuvieras a mi lado y viste porqué.

Madrid, como una herida, una mirada que cruzó al andar.
Cuando no pienso en ti, siento la vida
más lejos de volver a empezar.
Madrid, de mí a Madrid una página en blanco,
de mí a Madrid un mar en calma.