‘Ntonietta (Turín, 1959)
Llega de su cuarto vacío,
al lado de Porta Nuova,
con un bonito vestido de felpilla.
Con las manos sobre los ojos,
en la parada del tranvía, que sin conductor,
enloquecido, cruzará la ciudad.
Tiene la piel blanca, cansada muy de mañana,
en la cadena de montaje, y un rayo de sol
entra de la ventana del jefe, que la espía.
"Madamí, ¿tú me llamas Napoli?
Pues así fue que he aprendido
a querer en medio del hambre y de la vergüenza".
‘Ntonietta llora
cuando acaba el día.
Para estar a tu lado
se fue a lo hondo este sueño
de Turín al Monte Cristallini,
por seguir el corazón, por no estar sola.
Abre bien los ojos cuando hablas
del verano del ’86: el sol es una mancha
oscura si lo ves de muy cerca.
Y yo sentía la sombra de tus pasos
caminar sobre los míos,
que no tenían distancia, que no sentían
todo el peso de tus mentiras.
¿Quién mejor que tú
puede correr? Si tu único amor,
hasta hoy, sólo tenía una pierna.
Guárdalo en la cabeza, no puedes venderte
aunque te rindas sólo un momento,
cuando acabe el día
y la tierra se estremezca en lo profundo.
Para estar a tu lado
se fue a lo hondo este sueño
de Turín al Monte Cristallini,
por seguir el corazón, por no estar sola.
(2013)