Lágrimas en par y tras ellas tú
cargando un lamento como una cruz
pasas el umbral directo a mis brazos
como puertas cerrándose a antiguos pasos.
Y como barcos ya zarpan de mí
los rechazos que de memoria aprendí.
Sin remedio ya sé dónde voy a parar
que no tengo ante ti otra oportunidad.
Sigo cayendo, sigo cayendo
tu amor como una bomba de tiempo
que la mecha se enciende en tus ojos
va directo a estallarme por dentro.
Sigo cayendo, sigo cayendo
de seda veo el pavimento
lo sé y no me da igual
derribas mi altivez
como estatua de sal
cuando empezó a llover.
Náufrago con lápiz
con botella y sin papel,
náufrago con lápiz
con botella y sin papel.
Y me ofendes de incondicional
y me arañas con un beso
para ti soy esto y nada más
solo una amistad con sexo.
Y te duermes tranquila después de beber
mi atención y mi guarda mezclados con té.
Sueño adentro te vas donde eres la mujer
donde sabes que estás solo yo puedo ver.
Sigo cayendo, sigo cayendo
tu amor como una bomba de tiempo
que la mecha se enciende en tus ojos
va directo a estallarme por dentro.
Sigo cayendo, sigo cayendo
de seda veo el pavimento
digo mal de seda no
sino una nube de gigantes sentimientos
quizás cuando despiertes ya estaré lejos
lo digo a mí mismo
para mis silencios
acaso como un río por si sientes sed
por si sientes sed.
Sigo cayendo, sigo cayendo
tu amor como una bomba de tiempo
que la mecha se enciende en tus ojos
va directo a estallarme por dentro.
Sigo cayendo, sigo cayendo
de seda veo el pavimento
lo sé y no me da igual
derribas mi altivez
como estatua de sal
cuando empezó a llover.
Náufrago con lápiz
con botella y sin papel,
ingenuo creyendo que jamás
volveré a caer.
Albert Om presenta No faré cap més llibre, una obra en la que se sumerge en la vida de Marina Rossell a través de conversaciones, cartas, mensajes y reflexiones compartidas a lo largo de múltiples encuentros en que el periodista se aleja del relato convencional para capturar lo que no se encuentra en internet: las reflexiones y la humanidad de la cantautora catalana.
El músico hondureño Aurelio Martínez de 55 años, principal representante de la música garífuna, falleció el lunes 17 de marzo de 2025 en un accidente aéreo en la isla de Roatán, Honduras.