Sin los demás

Me hubiera gustado un cielo nuestro; menos de los demás,
y preferido un verbo nuestro ebrio de soledad,
unos besos tan nuestros que no alcancen a dar,
aquel amor tan nuestro nunca de los demás.

Me hubiera gustado un país nuestro menos de los demás,
y navegar entre el gentío en la complicidad,
y en el eco dormido de la tranquilidad
desmentir el delirio nuestro por los demás.

Me hubiera gustado un canto nuestro menos de los demás
para entonarlo agradecidos en singularidad.

Me hubiera gustado un mundo nuestro sin la fragilidad,
de perdonarle y compartirle tanto la humanidad,
y en el bien que habitamos, en la fidelidad,
devorarnos la vida nuestra sin los demás.