He vivido tantas vidas que no sé explicar,
cuánto espacio se transforma cuando miro atrás,
he cruzado con la muerte más de una señal,
no le temo a su implacable flecha universal.
Gracias doy al signo de mi madre,
a su atinado instinto proverbial,
de burlar el dolor, de siempre regresar.
Porque nunca es demasiado tarde,
vivir es mucho más que respirar,
un dulce riesgo que hace camino al andar.
He dormido sobre el lecho claro del amor
despertándome en la oscuridad de la aflicción,
desterrada de la infancia perdí mi estación,
regresando en otro tiempo, en otra dimensión.
Gracias doy al signo de mi madre,
por asumir el mundo, por crecer,
por su herencia de luz, por su instinto de fe.
Gracias pues, lo digo sin alarde,
que nada puede más que la verdad
que ennoblece el camino a la felicidad.
He vivido tantos sueños que a veces no sé
si me alcanzan las canciones para agradecer,
he tenido más de lo que di, y de cuanto sé,
estrenando tantas vidas cuando te miré.
Gracias doy al signo de mi madre,
a su atinado instinto proverbial,
de burlar el dolor, de siempre regresar.
Porque nunca es demasiado tarde,
vivir es mucho más que respirar,
un dulce riesgo que hace camino al andar.
Veo el tiempo como un niño que pregunta a Dios
cómo se mueve la cuerda humana del reloj.
Voy creciendo apenas, como hija de la mar,
voy ligera de equipaje para retornar.
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuánto espacio se transforma cuando miro atrás,
cuando miro atrás.
La vida que brota de un muerto,
la vida que no se murió…
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
Así es la vida camará, te da y te quita,
te quita y te da…
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
La vida es como un segundo
de un gran acontecimiento…
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
Esta vida loca, loca... que me apura,
cómo no morirme en esta locura…
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
Pero si me dan a elegir…
la del pirata cojo con pata de palo,
con parche en el ojo, con cara de malo.
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
Así es la vida Rubén Blades, te da y te quita…
Lo sé y tú lo sabes.
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
De vez en cuando la vida, Joan Manuel,
también toma conmigo café…
He vivido tantas vidas que no sé explicar
cuando miro atrás.
La vida en exceso, la vida de un beso,
la vida me ha hecho canción…
Que no sé explicar
cuánto espacio se transforma cuando miro atrás,
cuando miro atrás.
La ciudad de Barcelona rinde tributo al cantautor Luis Eduardo Aute con una pieza artística instalada en la plaza Rovira i Trias del barrio de Gràcia, lugar donde el artista pasó parte de su infancia y al que dedicó una canción en 2010.
La cantautora colombiana presenta un nuevo trabajo grabado en vivo en un patio de San Telmo, como homenaje íntimo a la ciudad de Buenos Aires, donde interpretó cinco canciones en formato acústico junto a un trío de músicos.