Será tan fácil partir
de entre las sábanas de esta vida,
siempre es tan fácil partir,
cruzar ligero hacia la otra orilla,
deslizarse suavemente hacia el final
mucho más allá de la sombra azul
y sin un gesto decir el último sí
al nada desconocido que todavía espera.
Tan lejos de mí partir,
cuando en la calma poseo
los verdes mágicos de este país
que me dice quién soy y porqué siento
y juguetear con mi pecho,
criatura amada que todavía envidio.
Tan lejos de mí partir
que ni siquiera he pensado en lo que abandono.
Y no te digo que me voy, sino
todo lo contrario, tal vez llegue ahora:
cógeme fuertemente de la mano
y no la dejes cuando me aleje...
no la dejes nunca.
Tan cerca sé de mi partida
que dejo luz en la ventana,
así tal vez creerás que estoy aquí,
cuando la nostalgia
vencerá tus noches:
decirte que sí, tozudamente
que vale la pena si decides seguir.
Tan cerca sé mi partida
que ni siquiera los acordes
me poseen.
No me iré nunca de aquí
si en un rincón de tu sonrisa
me ofreces un pequeño cobijo
donde no estorbe tu vida.
¿Lo has entendido? Yo soy así
y en ti abandono mi porvenir
porque no me iré nunca de aquí
mientras sienta que me respiras
muy dentro de mí.
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